domingo, 19 de agosto de 2007

El huésped en la casa de hospedaje


En unos días de verano mis padres junto a mis tías y su abuela se tomaron unas vacaciones viajando a Puerto Varas, fueron largas horas de viaje. Al llegar a su destino se hospedaron en unas cabañas muy acogedoras, pero muy antiguas; el lugar se llamaba “La casa del huésped”.

La señora que les arrendaba la cabaña le advirtió que en ese lugar ocurrían cosas extrañas, tan extrañas que no se las recomienda a todas las personas. Mis familiares no tomaron en cuenta esta advertencia, ya que no querían arruinar sus vacaciones con cuentos absurdos, así que tuvieron un día normal hasta que llego la noche y la hora de ir a dormir. Mientras todos dormían mi madre con su hermana estaban en el dormitorio principal, al sentir unos pasos en la madera antigua, que rechinaba muy fuerte se despertaron, ya que era la pieza más cercana a la escalera, al sentir esos pasos se imaginaron de inmediato que podría ser un ladrón y gritaron
—¡¿QUIÉN ANDA AHÍ!?
Y nadie respondió. Al ocurrir tal acontecimiento se asustaron mucho y fueron a ver, revisaron pieza por pieza prendieron todas las luces y no había nada, luego de estar convencidas de que esta cabaña si ocurrían cosas extrañas y tratando de relejarse, ya que estaban muy asustadas luego de un buen rato, vuelven a sentir los pasos en la escalera y vuelven a preguntar
—¡¿ QUIÉN ANDA AHÍ!?
Y nadie respondió nuevamente, pero esta vez no fueron a ver ya que como era la segunda vez ya no creían que era un ladrón, sino que realmente algo sobrenatural, en ese instante al mirar hacia la puerta se percatan en ese momento con un movimiento involuntario del susto fueron a ver nuevamente, pero ellas no querían ir a ver y de nuevo no encontraron nada.

A la mañana siguiente le dicen a la señora arrendataria lo sucedido en la noche anterior, entonces la señora ahí les cuenta que era su hijo que la venia a ver, él lo hace todos las noches, ya que él había muerto en un accidente automovilístico y desde ahí en adelante mis padres ya no se asustaron tanto como la primera vez, porque sabían que era un pobre niño que extrañaba a su madre, pero igual tienen miedo porque era algo poco habitual y muy confuso que a cualquier persona lo asustaría.

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